viernes, 31 de agosto de 2012

DAVID DIAZ RIOS


David era un chico simpático, amable, generoso. Le encantaban los animales, la playa, la montaña. Un chico intrépido que no reconocía su enfermedad y con 16 años dejo de medicarse.
David tenia una discapacidad psíquica de un 49% por trastornos de conducta y un leve retraso.
Desde muy pequeño estuvo en tratamiento psicológico, sus estudios los realizo en escuelas ordinarias y posteriormente fue derivado a una escuela de educación especial.
Cuando dejo de estudiar voluntariamente fue derivado a seguimiento psicológico y talleres en CSMIJ (Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil)

En el mes de febrero del 2011 decidió hacer vida nueva con su novia, marcharon a Lérida (evidentemente existían conductas donde se reflejaba las carencias de David, pero a la vez, tener la capacidad suficiente para pode
r vivir independientemente hace de este principio una etapa de riesgo y aprendizaje que todo ciudadano debe recorrer, tenga discapacidad o no, lo cual deja concordancia con el art. 19 epígrafe a) Derecho de vivir de forma independiente y a ser incluido en la comunidad) y allí empezaron a buscar trabajo.





 Nosotros íbamos a verlos todos los fines de semana y parecían estar bien, no sabemos a quien conoció pero lo convencieron para traer cocaína desde Colombia.









 En el Aeropuerto de Argentina, lo detuvieron el día 27 de mayo allí estuvo hasta el día 30 de mayo. Fue trasladado a la unidad 20 del Borda, a espera de peritaje psicológico para determinar su grado de discapacidad. Ingreso a las 23.00h y a las 2.00 de la madrugada del día 31 de Mayo un interno del centro prendió fuego a un colchón de la habitación. Tenía un mechero que nadie había detectado, ya que si lo hubieran registrado convenientemente no hubiera ocurrido lo que ocurrió. La habitación entera prendió en llamas y como consecuencia David murió asfixiado y su compañero calcinado.


 El precio fue demasiado alto, demasiado caro. David tan sólo tenía 19 años y una discapacidad intelectual. 


Debido a la negligencia de algunas personas que trabajaban en la unidad y a las condiciones pésimas del lugar (no había ventilación, los colchones no tenían tratamiento ignífugo, el gas estaba cortado desde hacía más de un mes, no había sistemas de alarma contra incendios…) el fatídico desenlace nos dejó sin nuestro hijo.


Existe un proceso penal abierto para investigar las causas de la muerte de David y buscar responsabilidades por falta de seguridad y negligencia del servicio penitenciario. Junto con nuestros abogados buscamos que los hechos se esclarezcan.